Cuando un hombre y una mujer entran en una habitación, ¿a quién mira antes? Detectar si nuestra pareja siente algo más por el vecino que amistad no es tan fácil como mucha gente cree, pero si sus ojos se le van cuando pasa a su lado es un indicio de que algo se mueve en su interior. Pero antes de lanzar un veredicto, sigue leyendo.
1. Tiene tendencia a mirar la entrepierna de sus homólogos masculinos
Pero no sólo eso, sino que es capaz de mantener fija y afablemente la mirada de un hombre sacando toda su artillería amanerada. Pero ni tener un comportamiento amanerado ni fijarse en los atributos de los demás son signos determinantes. Entonces ¿cómo averiguar si realmente le gusta la ‘carne’ o el ‘pescado’ (o quizás ambos)?
2. Sufre de metrosexualidad hiperbólica
En la actualidad hombres y mujeres se cuidan por igual, incluso hay chicos adictos a mantener una imagen impecable. Pero un hombre homosexual tiende a exagerar el cuidado de su rostro e invierte mucho dinero en cremas, lociones y productos de belleza, porque está altamente preocupado por el envejecimiento. Esto se suele trasladar a casa, generando una tendencia a una limpieza extrema, siendo muy críticos y maniáticos cuando algo se cambia de lugar.
3. No le gusta practicar el sexo oral
En la intimidad siente desagrado y se siente incómodo cuando tienen que practicar un cunnilungus a su mujer. Pero, sin embargo, le encanta que se lo hagan a él. Además, nunca suele tomar la iniciativa en las relaciones sexuales, hasta el punto de que no se queja si pasáis semanas enteras sin hacer el amor. Igual hasta le descubres películas porno de temática gay o bisexual.
4. Siente animadversión por todo lo que suene a homosexual
Los padres de familia con tendencia gay suelen practicar una doble moral: critican de forma extrema la homosexualidad mostrando una homofobia que disfraza su verdadera personalidad. Y si se te ocurre insinuar algo, lejos de sincerarse contigo, montará en cólera porque la mayoría de los hombres con tendencias homo/bisexuales que comparten su vida con una mujer, temen enfrentarse a la realidad y perder esa estabilidad sentimental.
5. Decides introducir un dildo en la relación y acaba utilizándolo él más que tú
Cuidado con estos jueguecitos sexuales, se acogerá a tu máxima de reavivar la libido y experimentando a lo mejor acaba cogiéndole más gusto que tú. Y si cuando no lo tenéis a mano, él acaba dirigiendo dirige tu mano para hacer las veces del vibrador, ¡peligro!
6. Pídele su opinión a tu peluquero ‘sarasa’
Dicen que los gays declarados tienen un radar, que con sólo una mirada detectan si alguien ‘entiende’ como ellos. Puede ser tu mejor arma para saber si tu marido debe o no salir del ‘closet’. El problema aparece cuando las sospechas se confirman. ¿Cómo hacer para que reconozca que es homosexual? ¿Cómo hacer que deje de engañarse a sí mismo y, sobre todo, a ti?
7. La homo/bisexualidad como una tendencia más
Esto es de lo que se tiene que convencer. El sexo no es una ciencia exacta. Lo que a muchos les resulta de ‘alto voltaje’ para otros pueden resultar prácticas completamente desviadas. No todo el mundo entiende que haya gente a quien le gusten las prácticas sado, o que les excite que susurren cosas ‘guarras’ al oído. Lo mismo ocurre con la homosexualidad o la bisexualidad, tachadas por algunas personas como ‘contra natura’. Por eso es difícil sincerarse.
8. ¿Qué pasaría si se decidiera a tener sexo con otro hombre?
Aunque tú lo hayas cogido al vuelo, a lo mejor a tu novio le aterra aceptar que lo que (también) le gusta son los hombres. Por eso se niega a creer que se le van los ojos en los vestuarios del gimnasio o que sus sueños húmedos con sus compañeros (masculinos) del trabajo significan algo más que pesadillas. Y aunque él se justifique ante tu insistencia sobre su tendencia homosexual diciendo que nunca ha tenido sexo con un hombre, ¿qué pasaría si lo hiciera?
9. ¿Cómo abrirle los ojos?
Si las dudas están ahogando vuestra relación, lo mejor es daros un tiempo para respirar. Es hora de dar el paso. Si es gay podrá experimentar para descubrirlo por sí mismo; y si no lo es, la distancia os habrá dado espacio para pensar si queréis estar juntos o no.
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