Recientemente informábamos de la decisión de Google delimitar el acceso al código fuente de la próxima versión del sistema operativo móvil Android, conocida con el nombre de trabajo Honeycomb. La intención del gigante tecnológico es privilegiar, por ahora, la plataforma tablet, y no la móvil.
La publicación BusinessWeek ha conversado con una docena de directores ejecutivos en empresas clave en el denominado "ecosistema de Android", entre ellas LG, Toshiba y Samsung, aparte de Facebook, que, según información extraoficial, intenta desarrollar un terminal operado con Android.
Las reacciones han sido variadas, e incluirían una denuncia interpuesta contra Google ante el Departamento (Ministerio) de Justicia de Estados Unidos.
Anteriormente, Google ha hecho lo posible porque todos los interesados posibles se sumen a la plataforma Android. Los tiempos habrían cambiado ahora y Google ha comenzado a presentar exigencias a las empresas que desean incorporar servicios de Google, como búsquedas y mapas, en sus terminales móviles.
Claro está, Android es una plataforma de código abierto, por lo que todos los interesados pueden utilizar su código fuente. Sin embargo, solo las empresas que acepten las reglas de Google pueden obtener acceso temprano a las nuevas versiones, obteniendo, por lo tanto, una ventaja respecto de sus competidores.
Precisamente el hecho que Android es open source y gratuito, ha ayudado al software a ganar importantes cuotas del mercado de los sistemas operativos móviles. En 2009, Google tenía un 9% del
mercado, y actualmente el 31%.
Sin embargo, el gran número de versiones y terminales de Android ha creado una situación caótica en el mercado. Para Google supone un gran reto enviar actualizaciones de seguridad para los numerosos "builds", a la vez que los desarrolladores de software tienen problemas para adaptar sus apps a cada versión de Android y terminal de hardware.
La intención de Google es poner orden en esta situación, por lo que ha instaurado las denominadas cláusulas de no-fragmentación en sus licencias. Esto implica que los fabricantes de teléfonos tienen posibilidades limitadas de modificar el sistema operativo. Asimismo, Google exige ser consultada por los fabricantes al intentar suscribir acuerdos con terceros asociados.
Independientemente de sus motivaciones, la nueva estrategia de Google para Android lleva a numerosos observadores a comentar que el sistema operativo móvil de código abierto, Android, será menos abierto a futuro.
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