Una operación quirúrgica produce un resultado inesperado: una niña que sobrevivió a una cirugía de cerebro empezó a reír y no pudo parar de hacerlo durante tres semanas. Luego su deseo de reír empezó a disminuir y alcanzó un nivel normal.
El caso aunque ha sorprendido a muchos en Reino Unido, para los doctores que realizaron la operación es un efecto habitual entre los pacientes que enfrentan intervenciones de este tipo. Tras la cirugía a veces, aproximadamente en el 5% de los casos, se observa inestabilidad del humor y una incapacidad de controlar las emociones.
Pero habitualmente este efecto se refleja en depresión o manifestaciones de agresión sin motivo. Sin embargo, esta vez el caso era el contrario, que, afirman los padres de la niña, les alentó mucho. Aunque tras la operación vinieron a visitarla muy conmocionados, al notar que está riendo, empezaron también a reír.
La niña todavía debe pasar un largo tratamiento por el cáncer que padece, que fue el motivo de la operación, pero los especialistas aseguran que con una probabilidad del 80% la enfermedad será vencida.
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