Cuando nos relacionamos con las personas compartimos experiencias, disfrutamos los momentos de compañía y abrimos nuestra mente a otros puntos de vista, pero también adquirimos algunas costumbres que muchas veces no eran las que teníamos, o vamos cambiando de comportamiento. Es así como el cigarrillo, el consumo de alcohol, de drogas, o el comer mucho (que puede llevar a la obesidad), se pueden dar en un grupo de personas que empiezan a compartir un estilo de vida.
Una serie de estudios han investigado estos comportamientos en grupos, concluyendo que pueden ser, literalmente, contagiosos (se transmiten de persona a persona) y que para frenarlos habría que centrarse en pequeños grupos de personas, lo que influiría en sus redes amistosas. Sin embargo, estas conclusiones han sido criticadas por otros científicos, que afirman que la metodología que utilizaron fue deficiente.
Los investigadores que publicaron los estudios originales, el Dr. Nicholas Christakis, sociólogo de Harvard, y James Fowler, científico social de la Universidad de California, San Diego, dicen que están muy conscientes de las limitaciones de su análisis, pero sostienen que sus conclusiones son reales.
El primer documento de información de que la obesidad podría propagarse, se publicó en el 2007 en el New England Journal of Medicine. En ella, el doctor Christakis y el Dr. Fowler trabajaron con los datos de 12.067 individuos, que incluían 32 años de historia clínica de esos pacientes.
Muchos de los pacientes incluidos en el estudio eran amigos, de los cuales los doctores encontraron que tenían niveles similares de obesidad, a diferencia de lo que ocurría con sus vecinos. Una de las explicaciones propuestas fue la homofilia, es decir, la tendencia a elegir a los amigos como a sí mismo.
Una segunda explicación fue que las personas se ven afectadas de la misma manera por el entorno quecomparten con sus amigos. La tercera explicación, que fue la que causó controversia, fue elcontagio. El Dr. Christakis y el Dr. Fowler postularon que en una persona de peso aceptable ocurren cambios en su alimentación al observar el tamaño de sus amigos o la cantidad que comen.
Las explicaciones tienen diferentes implicaciones para la salud pública. Si las conductas se agrupan por entornos de homofilia o son compartidas, no hay necesidad de considerar a los demás como potencialmente peligrosos. Pero si el contagio es real, se podría asumir que las personas gordas deberían mantenerse alejadas de las personas obesas para controlar su peso.
Los críticos no están convencidos de que sea posible, con esos datos, separar la homofilia del contagio. Los doctores Christakis y Fowler reconocieron que sus análisis estadísticos no estaban completamente correctos, pero dijeron que observaron un patrón que había ocurrido en todos los estudios, que apoyaba su teoría.
Esto ocurre frecuentemente en las investigaciones, donde los resultados obtenidos deben ser corroborados por otros estudios que se realicen con la misma metodología y con un tamaño de población de estudio que determine la estadística. Es por esto que se debe tener cuidado al leer los resultados de las investigaciones y tomarlas como referencias que deben ser estudiadas, ya que muchas veces se obtienen resultados muy distintos a lo que conocemos, aunque pueden ser ciertos.
Es interesante el planteamiento de que las personas con las que nos juntemos pueden influir en nuestro comportamiento, más allá de si la obesidad es contagiosa o no, pero sí deberíamos observar y elegir correctamente a nuestros amigos y ver cómo influyen ellos y también cómo influimos nosotros en su vida y forma de ser.
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