De chicos, estoy seguro, todos nos poníamos una capa y creíamos en Superman porque volar era el sueño de todos. Sin embargo, al crecer, cada uno de nosotros ha querido ser un justiciero de verdad que conviva con sus propios demonios. Como Batman. A poco de estrenarse “The Dark Knight Rises”, esta es una serie de motivos que nos llevan a decir que ese es el héroe más importante del cómic, del cine, y de la vida misma.
1. Porque no es ‘Super’.
Lo siento, odio a Superman. No concibo que el cuidado del mundo esté en manos de un extraterrestre superpoderoso con un sentido de la justicia inamovible, como si fuera una dictadura. Prefiero al murciélago que descubre que la justicia es un ideal y no algo que responde a una percepción. Ya, sin discusiones filosóficas de por medio, lo bueno de que sea un ser humano es que nos permite creer que cualquiera de nosotros puede ser como él.
2. Por su cinturón.
Esa correa dorada no solo evita que se te caigan los pantalones: es la muestra más completa del ingenio humano. Tiene desde boomerangs hasta un sistema de comunicaciones electrónico, sin contar los dardos tranquilizantes, granadas de humo, boleadoras, ganchos, pequeños tanques de oxígeno, sistemas de espionaje y hasta un anillo de kriptonita que Superman le dio por si alguna vez se convertía en un villano superpoderoso.
3. Porque es el mejor detective del mundo.
En el cómic, un joven Bruce Wayne aprendió el lado sucio de la labor detectivesca con Henri Ducard, un investigador privado en París que fue capaz de deducir, años después, la identidad secreta del millonario engreído. Todo lo relacionado a criminalística, lo obtuvo del FBI. Si a eso se le suman los millones que invirtió en tener una base de datos y la ayuda informática de la ex batichica Barbara Gordon, todo se presta para que ningún misterio se le pase.
4. Porque esta loco.
Seamos sinceros. Nadie, en su sano juicio, sale en la noche por las calles, vistiendo una malla y acechando delincuentes en la oscuridad. Luego del homicidio de sus padres, algo le pasó al joven Bruce Wayne y lo que queda en su mente es un misterio que se revela en cada cómic y en cada película. Tratar de sondear por la mente del caballero de la noche es una tarea digna de un psicólogo. O mejor dicho, de un psiquiatra.
5. Por la lealtad de (Los) Robin.
En los años 50 un siquiatra (Fredric Wertham) afirmó en su libro “Seducción del inocente” que Batman y Robin contenían rasgos homosexuales. Grant Morrison, uno de los autores de cómics del hombre murciélago más celebrados, ha dicho que es un paradigma gay. Lo cierto es que la relación entre Batman y el chico maravilla es, casi, de padre e hijo. Eso le ha ganado la lealtad de Dick Grayson (el primer Robin), Tim Drake (el tercero) y hasta de su conflictivo hijo Damian Wayne (el cuarto). Jason Todd, quien se puso el disfraz del compañero del murciélago no lo quiere tanto, pero también es cierto que estaba un poco loco.
6. Por los villanos.
La galería de villanos de Batman es insuperable. Tiene desde enemigos por los que uno no da ni un centavo hasta tipos temibles como el Joker. Todos tienen una patología y un motivo para querer destruir el mundo (y a Batman). Si puedes vencer a todos esos tipos malos, es definitivamente porque eres el mejor.
7. Por ciudad Gotica.
La ciudad del pecado tiene nombre, queda en la costa oeste de los Estados Unidos, se llama Ciudad Gótica y ha sido desde escenario de la Guerra Civil estadounidense hasta foco revolucionario durante la colonización de los ingleses. Hoy es gobernada no solo por villanos, sino por las familias de la mafia italiana Maroni y Falcone. Con una geografía similar a Nueva York y con miles de escenarios a escoger, esa es una ciudad donde todo puede pasar.
8. Por Alfred.
El eterno mayordomo de la familia Wayne es un tipo excepcional y tal vez es casi tan héroe como el propio Batman: es padre de toda la batifamilia, médico de cabecera, actor de teatro y, como tal, un experto en disfraces. Es también un ejemplo de modales y buenas costumbres que no duda en ensuciarse las manos cuando su “Amo Bruce” lo requiere. Alfred ha llegado hasta a hacerse pasar por Batman para mantener su secreto. Con un amigo así, que se faja por uno en las buenas y en las malas, yo también quiero ser un héroe.
9. Por las peliculas.
Sea la versión clásica de 1966, la primera saga dirigida por Tim Burton, las extrañísimas versiones de Joel Schumacher o las realistas versiones de Christopher Nolan, lo cierto es que las películas de Batman nos acercan más al héroe que todos queremos y nos permiten ver en pantalla lo que apenas imaginamos. Que siga habiendo más (y que sean buenas).
10. Por el Batimovil. Llegado a este punto, solo una cosa: ¿Quién no quisiera pasearse por las calles con un auto como este?
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