Según el profesor Mallick, la idea consiste en usar tuberías (en calles) con fluidos resistentes al frío. Dichas tuberías serán calentadas mediante el uso de energía solar, y cuando caiga nieve y toque la calle, los fluidos harán su parte, dejando el camino limpio para el tránsito de vehículos. Según lo estimado, cada 50 metros de tubería costarían unos $12.000 dólares (obviamente que con el sistema ya preparado, no las tuberías solas).
El plan del profesor es muy ambicioso y vendría muy bien para ciudad con mucho tránsito y que sufren cuando nieva, como New York por ejemplo. Finalmente, hay otra aplicación para el líquido caliente, y es crear electricidad para edificios cercanos.
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