Con el propósito de reivindicar la “dignidad” de la llamada profesión más antigua del mundo, un grupo de activistas brindan ayudan a cientos de prostitutas en Tailandia impartiendoles clases de informática, idiomas, cocina, canto y hasta baile flamenco.
En el centro de estudios se les enseña además sobre los derechos que tienen como personas, así lo explicó Chantawipa Apisuk, fundadora de la organización no gubernamental Empower, comprometida con esta causa.
La “Universidad Empower” está ubicado arriba del bar “Super Pussy” en la zona de burdeles más conocida de Bangkok. Según Apisuk, o Noi, como la conocen sus alumnas, las chicas muestran más interés y dedicación “que la mayoría de los universitarios de este país”.
EMPOWER: SÍ A LA PROSTITUCIÓN FORMAL
Muy al contrario de otras organizaciones que pretenden alejar a estas mujeres de la prostitución, Empower buscan que ejerzan su trabajo en “condiciones laborales e higiénicas adecuadas”.
La prostitución en Tailandia es ilegal y según datos no confirmados la ejercen cerca de 200 mil mujeres como medio de ayuda para sus familias.
Empower ha extendido sus enseñanzas a lo largo de toda Tailandia y es una de las organizaciones más activistas en la lucha contra la propagación del sida y el tráfico de mujeres para abastecer a los burdeles.
La fundadora de la organización, educada en Tailandia y Estados Unidos, sostiene que a ellos solo le importa luchar contra la discriminación social. La meta de Empower es conseguir que la prostitución, que mueve miles de millones de dólares en Tailandia, sea considerada y regulada como cualquier otro trabajo.
Empower abrió hace cinco años un bar en la ciudad de Chiang Mai que lo dirige las mismas prostitutas. En ellas cuentan con seguro médico. La prostitución en Tailandia comezó hace siglos, pero tuvo su apogeo durante la Guerra de Vietnam cuando los soldados estadounidenses utilizaron la ciudad para descansar.
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