El proyecto propicia que el huérfano entre en contacto con otros elefantes, para que aprenda de ellos. |
Cuando la caza furtiva deja huérfano a un bebé elefante, sus probabilidades de supervivencia son prácticamente nulas. A menos que vaya a parar al centro de la Fundación David Sheldrick en Nairobi (Kenia). Allí llevan más de 50 años ofreciéndoles una alternativa a los dos años de lactancia materna y la protección de la cría en grupo características de estos animales.
Desde entonces, más de 80 ejemplares han conseguido alcanzar la edad adulta y volver a integrarse en el entorno natural. En el programa de cría, dirigido por la doctora Daphne Sheldrick, los elefantes están permanentemente acompañados por varios cuidadores, que incluso duermen acurrucados junto a ellos en los establos. Así se acostumbran a la vida en grupo y podrán integrarse en uno cuando regresen a la vida en libertad en el Parque Nacional Tsavo, situado al sur del país.
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