Una publicación especializada informa que Ecuador pasó a ser el segundo país con el mayor número de especies de mamíferos amenazadas en el mundo. Entre las causas que se anotan consta que “la deforestación no para y la cacería y el tráfico de animales continúan”.
Sería un error reducir el debate a cuán exacto es ese diagnóstico. Quizás no seamos en realidad el segundo país en esa lista sino el quinto, o el décimo, o el vigésimo, ya que la metodología que emplean los ecologistas es todavía un sistema en construcción, y así lo reconocen ellos mismos.
Lo que importa aquí es que la comunidad científica le ha hecho un alerta muy importante al Ecuador, porque sí es verdad que la tala de árboles y el comercio ilegal de especies continúan sin suficiente control.
Que la discusión gire, entonces, en torno a qué medidas y metas establecer para que esos dos grandes males se reduzcan a su mínima expresión.
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