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28 junio, 2011

Estudios genéticos podrían salvar a demonios de Tasmania de la extinción

Si nos mencionan al demonio de Tasmania (Sarcophilus harrisii) es probable que la imagen del revoltoso Taz de los “Looney Toons” aparezca instantáneamente en nuestras mentes. Sin embargo, la historia real de este animal de carne y hueso no es tan cómica como la de su congénere televisivo.

Tras desaparecer de gran parte de Australia, de donde provienen, el único lugar que aún alberga estos fascinantes, pero voraces animales es Tasmania. Sin embargo, desde los años 90 una enfermedad contagiosa ha diezmado a las poblaciones que aún habitan en la isla, llevándolos al filo de la extinción. Ahora, a través de la genética, un grupo de investigadores de EEUU y Australia intenta salvarlos de la peste que está acabando con ellos.

Conocida como cáncer facial del demonio de Tasmania (Devil Facial Tumor Disease o DFTD por las siglas en inglés), está enfermedad mortal ha hecho que las pocas decenas de miles de ejemplares contabilizados de demonio de Tasmania que existen estén en gran riesgo. Para encontrar una posible cura a esta peste, un grupo de científicos ha llevado a cabo un completo estudio genético sobre ellos.

GENÉTICAS SOLUCIONES
Para ello, han secuenciado su genoma completo y han estudiado la variabilidad genética de los ejemplares que aún viven, para así poder conocer si es la consanguinidad y el excesivo parecido entre ellos lo que hace que la enfermedad se propague con tanta facilidad. Además, también han estudiado al propio mal, el cual se transmite por contacto y se caracteriza por desfigurar a la víctima y causar, en pocos meses, la muerte por hambre o ahogo.

El estudio se publicó en la revista “Proceedings of The National Academy of Sciences” (PNAS) y está enfocado a dirigir los esfuerzos de conservación de esta extraordinaria especie. Cabe recordar que los demonios de Tasmania son reconocidos por ser uno de los marsupiales (mamíferos que acaban la gestación de sus crías en una bolsa de piel situada en el exterior) más extraños del mundo, ya que son uno de los pocos carnívoros de tamaño grande que pertenecen a esta subespecie.

SEPARA Y TRIUNFARÁS
La situación es crítica. Ahora los expertos concentran sus esfuerzos en una sola empresa: criar a esta especie en cautiverio y así mantener a buen recaudo a un amplio número de demonios de Tasmania, manteniéndolos aislados del exterior. Además, los expertos desean, utilizando el estudio genético que han desarrollado, crear un grupo de ejemplares reproductores lo más genéticamente variado posible.

Según el autor líder del estudio, el profesor Schuster, esto es especialmente importante porque no basta con que los ejemplares genéticamente seleccionados sean resistentes al DFTD, ya que no solo se quiere derrotar a ese mal, sino también desarrollar individuos sanos y genéticamente diversos que puedan combatir enfermedades y patógenos que aún no han evolucionado, añade el experto en una nota del servicio de noticias Eurekalert.

Schuster y sus colegas esperan que su estrategia contra la extinción pueda aplicarse también a otras especies en peligro de desaparecer.

El demonio de Tasmania


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