Estéticamente, el móvil sigue la línea del Galaxy S, de diseño muy sobrio, con el botón de Inicio de Android y dos botones virtuales, de menú y retroceso, a los costados. La pantalla ahora es de 4,3" (con una resolución de 800 x 480 pixeles), y el equipo en general es más ancho. Pero eso sí, es notablemente más delgado: 8,5 mm de grosor, que se notan agradablemente al instante.
La pantalla Super AMOLED+ domina el equipo, lógicamente (no hay mucho más para ver), y es fantástica en cuanto a brillo, contraste y solidez de colores.
El teléfono tiene 1 GB de RAM (de los cuales 833 MB están disponibles para el usuario) y un chip de doble núcleo a 1,2 GHz, diseñado por la propia Samsung. Se cumple aquí lo mismo que dije hace un tiempo del LG Optimus 2X, del Motorola Atrix y otros móviles de doble núcleo. Quien venga de un celular de alta gama con un chip a 800 MHz o más no notará grandes cambios en la agilidad de las aplicaciones base; un SMS no se ve más rápido. Sí cargan más rápido páginas Web pesadas, y también lo hacen las aplicaciones complejas, típicamente los videojuegos con gráficos realistas. Y será capaz de soportar mayor carga a futuro, porque las nuevas aplicaciones tomarán como base procesadores más poderosos.
Samsung tomó una decisión correcta al ajustar apenas la estética de Android 2.3.3, con paneles de aplicaciones en vez de la lista completa, y ofreciendo varios widgets para los escritorios virtuales.
El equipo no incluye un sintonizador de TV digital; sí ofrece radio FM y una buena cámara de 8 megapixeles, con flash LED y la posibilidad de grabar video en Full HD.
El Galaxy S II tiene una batería de 1650 mAh. En el trajín cotidiano logró llegar a la noche con un resto cómodo de carga después de estar todo el día con el 3G encendido, revisando varias cuentas de e-mail, descargando actualizaciones de Twitter y demás.
Más allá del precio que llegue a tener este equipo (que será fabricado en Tierra del Fuego), el móvil me pareció excelente, tanto en su diseño como en sus prestaciones.
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