Josh Ripley no tenía que parar. En la reciente carrera de Cross Country en Andover, Minnesota, el atleta junior se encaminaba a clasificarse a la carrera más importante del estado cuando depronto escuchó un fuerte grito de dolor durante la primera de una competencia de dos millas.
Los otros chicos no prestaron atención al accidente sufrido por el corredor Mark Paulauskas, que lloraba de dolor tendido en el piso.
La única persona decidida a prestar atención a Paulauskas fue Ripley que notó de inmediato la sangre corriendo por el tobillo de su rival. Lo cargó en hombros y lo llevó de regreso al punto de inicio de la carrera para que su entrenador y los familiares le atendieran.
"Yo no pensé en mi, simplemente sentí que tenía que detenerme y socorrer a mi rival," dijo Ripley despues de llevar a Paulauskas a la línea de meta. "Fue simplemente lo que yo hubiera esperado de un rival si me hubiera pasado a mi. No me considero una persona especial, simplemente estuve en el lugar indicado en el momento justo."
El acto de Ripley salvó a Paulauskas incluso de adquirir una gangrena, para el momento que el herido llegó al hospital, tuvieron que tomarle más de veinte puntos de sutura en una herida abierta e infectada en la pierna después de que un spike de un rival se enterró sin accidente en su piel.
El entrenador de Andover, Scott Clark no podía creer lo que había hecho Ripley.
"Josh llegó corriendo con ese chico sobre su espalda, podías ver que estaba cansado, pero de repente, tras entregarlo a sus entrenadores y a los médicos, retornó a la pista para reiniciar la carrera."
La historia se pone aún mejor a partir de este punto.
Después de entregar a Paulauskas a los médicos, Ripley sacó fuerzas y espíritu deportivo para retornar a la carrera y pudo terminar el recorrido dentro del tiempo reglamentario.
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