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30 septiembre, 2012

Al finalizar una relación hay que eliminar "los lazos invisibles"

Una cosa es el dolor que provoca el terminar una relación y otra es la ansiedad producida por la confusión de no saber qué y cómo hacer en el proceso de cierre, cómo transitar con rumbo a una nueva forma de relacionarse con el nuevo “ex”, en especial cuando comparten mutuamente hijos.

Quizás lo mejor al terminar con una relación es intentar hacer que las cosas sean claras, porque esto permite que el dolor sufrido por la ruptura sea en menor tiempo, lo que podría ayudar a que esta nueva etapa sea aceptada con mayor facilidad, inclusive para los hijos quienes también tendrán que asumir su nueva realidad.

Una de las partes más complicadas del fin de una relación son aquellos “lazos invisibles” que siguen uniendo a la otra persona, o sea, las conexiones que los unían como pareja, como es la forma en la que se relacionaban, las formas de hablar y de estar, lo que producen una sensación de que la otra persona aún se encuentra cerca, que siempre estará a su lado, que sólo entre ellos dos se conocen tanto, que existe un grado muy alto de lealtad entre estas dos personas, que se mantienen lazos que los unen a las dos familias de origen y que se confía plenamente en el otro a pesar de que ya están separados y aún se odien a morir, que siguen siendo, inconscientemente al finalizar la relación, una familia.

Estos son los lazos que por mucho que duela se tienen que trabajar para ser eliminados, se tiene que hacer esta ruptura y los cambios necesarios en la vida cotidiana para poder superar más fácilmente la ruptura y dejar de sentir la sensación de que aún se encuentran unidos aunque estén ya cada quien por su lado.

Para esto se necesita dejar de hablar con la otra persona más que para lo más necesario, es necesario alejarse un tiempo, dejar de ver a la otra familia, tener en cuenta qué cosas, temas y tareas son propias y que ya no tienen por qué involucrar a la otra persona, ya que ahora se tienen que solucionar por uno mismo. (A excepción de asuntos relacionados con los hijos, que son asuntos que los atañen a los dos necesariamente), incluso se le tiene que decir a la otra persona que ya no puede llegar a la casa sin avisar, porque ahora ya no forma parte de esa casa.

Hay que aceptar y hacer entenderse a uno mismo y a el otro, que cada cual tiene ya su propia vida y que lo único que les atañe a los dos son los hijos, que sería lo único que puede justificar el que se entable un diálogo entre los dos.

Esto parece muy duro y fuerte, pero cuando no se llega a hacer se siguen manteniendo relaciones enredosas y confusas con los ex, lo que acarrea al final del día solamente sufrimientos, además de que se mantiene una sensación de estancamiento y no avance.

De por si ya es muy alto el dolor provocado por el final de la relación de pareja, como para estar agregando problemas de gratis que se pueden solucionar simplemente poniendo las cosas en claro, aunque esto mismo no sea nada sencillo. Nadie ha dicho que hacer lo que se tiene que hacer sea cosa fácil. Pero tal vez si se hace lo correcto, tomando las decisiones necesarias, se pueda sentir mejor al tomar las riendas de su vida.



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