Sirven para apoyarse y, por eso, están en permanente roce con casi todo. Junto a los talones, los codos son una de las zonas más secas de toda la epidermis cutánea.
La sequedad y esos roces constantes favorecen la aparición de callosidades que oscurecen su pigmentación con el tiempo y la falta de cuidados.
Esto solo se empeora si usamos prendas tejidas o gruesas que marcan la piel. Es por ello que si vas a usar una prenda de manga larga en, por ejemplo, lana; sería entonces recomendable ponerse debajo un polo de manga larga en algodón para proteger los codos.
Tenemos que mantener nuestros codos suaves para poder lucir manga corta y los vestidos ligeros que dejan nuestros brazos al aire.
Exfolia en seco antes de cada ducha, mejor si lo haces con un guante o cepillo de pelo natural. Puedes usarlo también en las rodillas.
Después has lo mismo con la piel mojada, dos veces a la semana, usando un exfoliante para cuerpo, o uno con aceite de oliva, limón y azúcar moreno, con el que a la vez exfoliarás, hidratarás y ayudarás a despigmentar.
Hay que cuidarlos a diario. Insiste con la esponja en la ducha e hidrátalos después con suaves masajes circulares y una crema específica.
Si están muy estropeados o rugosos y quieres lucir rápidamente unos codos suaves, usa una mascarilla reparadora con plátano una vez a la semana.
Se hace con un plátano muy maduro, machacado con tenedor y dejándolo reposar durante 15 minutos. Después, retira con una toalla húmeda y aplica una buena capa de hidratante sin masajear, hasta que se absorba. Si lo haces antes de dormir, tendrás doble resultado.
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