La vida de Marina Chapman ha oscilado entre la desgracia y el milagro. Esta mujer de origen desconocido aprendió a atrapar conejos y aves con sus propias manos después de haber sido secuestrada y abandonada en la selva colombiana.
Son varias las historias que cuentan cómo recién nacidos y niños han sobrevivido a circunstancias adversas que trae consigo el abandono, todo gracias a animales que deciden criarlos como si fuesen de su misma especie; en el caso de Marina se trató de monos capuchinos.
Para Marina este episodio de su vida terminó cuando fue descubierta por un grupo de cazadores. Sin embargo, años después, durante su adolescencia, fue nuevamente secuestrada y vendida a un burdel de Cúcuta en el que la prostituyeron.
Escapó y pasó años vagando por las calles, incluso en ocasiones era arrestada y llevada a los separos. Afortunadamente, una familia la contrató para trabajar como empleada doméstica y adoptó el nombre de Marina Luz.
A los 25 viajó con una familia a Bradford, Inglaterra, donde conoció a John Chapman, un bacteriólogo de 29 años. En 1977 se casaron.
A través de su testimonio, Marina quiera dar a conocer el fenómeno de la trata de personas en América del Sur, del que ella fue víctima.
Chapman cree que nació en 1950 y fue secuestrada a los 5, antes de ser abandonada en la selva. “He deducido que el secuestro salió mal”, dijo Vanessa James, una de las hijas de Marina.
Expertos dicen que los monos tienden a aceptar humanos en sus comunidades. Existen casos que lo comprueban, como un niño ugandés de 4 años que fue abandonado en la selva, donde fue criado por monos vervet.
A consecuencia de todas estas vivencias, y otras más, esta mujer ha narrado sus experiencias en un libro llamado La chica sin nombre, que saldrá a la venta en abril del 2013 en el Reino Unido. Además, planea llevar su testimonio a la televisión.
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