Los científicos que inventaron la webcam en realidad tenían un objetivo muy distinto al de mejorar la comunicación entre seres humanos: era vigilar su café, ya que estos fanáticos de la tecnología eran adictos a la cafeína.
La cafetera estaba ubicada en el laboratorio principal, muchos investigadores trabajaban en distintas oficinas en otros pisos del edificio. Cuando iban a servirse café, descubrían que ya se lo habían bebido.
El científico creó una cámara para, literalmente, vigilar la cafetera y su consumo. La cámara tomaba imágenes y los trasmitía en su red interna de ordenadores.
Poco después, la cámara espía se coló en internet y luego la cámara fue subastada.
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