Apenas 24 horas después de que Hostess Brands, fabricante de los pastelillos Twinkies y el pan Wonder, anunciara su cierre y el despido de 18.500 trabajadores, la reacción fue inmediata en las redes sociales, pero también en las tiendas, donde muchos acudieron a comprar sus pasteles por si fuera la última vez que están disponibles.
"Agotadas las existencias de Twinkies en las ciudades de Colorado", anunciaba el diario Sacramento Bee al día siguiente del anuncio. La empresa se acogió en enero al Capítulo 11 de protección ante acreedores por bancarrota.
A última hora del viernes y el sábado, los oportunistas tomaron los sitios web de eBay y Craigslist y comenzaron a comercializar su acopio entre coleccionistas caprichosos y amantes por cientos de dólares. Se trata de un gran margen de ganancia, cuando uno considera que el precio de venta minorista por una caja de 10 Twinkies es de aproximadamente cinco dólares.
James Dewar, panadero de Illinois en los años 30, fue quien creó el pastel cuando a la empresa para la que trabajaba se le acabaron las fresas para las tartas rellenas.
Estos bizcochitos rellenos de crema de vainilla se convirtieron en unsnack imprescindible en las mochilas del almuerzo de los niños tras la Segunda Guerra Mundial. Su lugar en la cultura estadounidense es tan fuerte que incluso han tenido sus cameos en varios filmes de Hollywood, como en la película Wall-E.
Pero también tienen su episodio dentro del sistema judicial, cuando un abogado de San Francisco argumentó en 1979 que su cliente no podía ser condenado por asesinato porque ingerir tanta comida basura había afectado a su capacidad mental y agravado su depresión.
La conocida "Defensa Twinkie" no ayudó al acusado Dan White, quien fue declarado culpable del asesinato del alcalde de la ciudad George Moscone y el activista Harvey Milk, cuya historia también ha sido llevada al cine.
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