iShack, o choza mejorada, un proyecto innovador de vivienda que ha sido probado en el barrio de Enkanini, justo a las afueras de Stellenbosch, Sudáfrica.
La pequeña casa, desarrollada por investigadores de la Universidad de Stellenbosch, tiene como fin elevar el nivel de vida de los habitantes de los vecindarios de bajos recursos, a la par de mejorar el acceso a la electricidad y protegerlos de temperaturas extremas de una manera ecológica.
Está totalmente equipado con un panel fotovoltaico capaz de producir suficiente electricidad como para encender tres luces, un cargador de teléfono celular y una luz sensible al movimiento en la parte exterior de la casa.
Sus ventanas están colocadas estratégicamente para lograr una mejor circulación del aire y calefacción por la luz solar, mientras que el techo está inclinado para que el agua de lluvia puede ser captada durante los meses invernales.
Cajas recicladas de cartón y envases viejos Tetra Pak se utilizan para el aislamiento entre la superficie exterior de zinc y el interior, mientras que se emplea una pintura resistente al fuego para disminuir el riesgo de incendios.
Dentro de la choza, hileras de ladrillos reciclados edifican una base de piso firme y actúan como “masa térmica”, protegiendo así contra los cambios de temperatura.
Según ONU-Hábitat, el 62% de la población urbana en África del sub-Sahara vive en barrios marginados en condiciones de vida deplorables, inseguros y una infraestructura insuficiente en servicios básicos de energía, saneamiento y agua.
En Sudáfrica han aparecido miles de asentamientos informales en el perímetro urbano en las últimas décadas. Para hacer frente al urgente problema de vivienda, el gobierno ha puesto enfásis en mejorar los asentamientos informales existentes y brindar acceso a los servicios en lugar de construir nuevas casas de ladrillo y mortero.
Pero los desarrolladores de la iShack dicen que los habitantes de los barrios por lo general tienen que esperar años para que llegue la energía y el agua o las viviendas de bajo costo.
Dicen que una acumulación creciente de falta de vivienda, junto con las restricciones presupuestarias y un aumento en las tasas de urbanización significarán, en los próximos años, viviendas con malos servicios.
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