En una época en que la privacidad desaparece y la información personal de cualquier persona está en la red, el Café Diglas de Viena, Austria, decidió dar un paso más y construyó con puertas de vidrio los cubículos de los baños.
El último bastión de soledad humano con una puerta transparente por la que se puede ver todo .
Por suerte, los dueños del café tuvieron en cuenta la vulnerabilidad de los clientes cuando se sientan en el inodoro e instalaron un sistema eléctrico que al trabar la cerradura transforma el cristal de la puerta en opaco, con un signo de “no entrar” hacia afuera.
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