La obesidad infantil es un problema de muchas sociedades, y debido a la cultura de la comida chatarra y del sedentarismo, los niveles asociados a la misma no cesan de crecer, con ejemplos de países como los del Reino Unido, en los que uno de cada cuatro niños es obeso.
Sin embargo, las causas de dicho problema parecen no ser del todo precisas, pues mientras que la tendencia preliminar nos lleva a pensar que se trata de un problema de sobre-alimentación, una reciente investigación de la Universidad de Cambridge ha demostrado que la obesidad infantil tiene algunas de sus raíces en los genes.
El Dr. Sadaf Farooqi, investigador de dicha institución, advirtió que los niños obesos poseen todos ciertas variantes en algunos genes, propias y exclusivas de la condición de obesidad. “Este estudio demuestra -afirma Farooqi- que la ovesidad es un severo problema médico que requiere investigación científica”.
La conclusión de este estudio se presta para pensar seriamente, pues muchas de las campañas anti-obesidad infantil se enfocan a sugerir soluciones de tipo de conducta alimenticia o actividad física.
Claro que factores como la alimentación y el ejercicio juegan un papel central a la hora de disminuir la obesidad; no obstante, el hecho de que se trate de una cuestión genética invita a nuevos planteos de hipótesis e investigación.
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