¿Quién no disfruta de un delicioso huevo frito con papas fritas? Sin dudas, uno de los platos preferidos a la hora de satisfacer nuestro paladar pero también uno de los menos recomendados, y hasta prohibidos, en la dieta.
Hay alimentos que tienen su lado bueno y su lado malo. Y en el caso de los huevos, parecería que la balanza se inclina hacia su lado negativo. Sin embargo, la situación no es tan así.
Los huevos siempre fueron criticados por su alto contenido de colesterol, uno de los principales enemigos para la salud de nuestro corazón. No obstante, las grasas saturadas y las grasas trans son tan o más peligrosas para desarrollar enfermedades cardíacas. Por lo tanto no son los huevos los únicos culpables sino la mantequilla que los suele acompañar en los desayunos tradicionales.
Por otra parte, los expertos han descubierto que los huevos tienen nutrientes saludables para nuestra salud. Entre ellos, la luteína, un antioxidante presente en la yema que hace bien a nuestra visión y ayuda a prevenir la degeneración muscular, una de las causas de la ceguera. También son una rica fuente de proteínas, hierro y zinc y tiene vitaminas A, B12, D y E, lo que lo convierte en un alimento que además promueve el desarrollo del cerebro y la memoria.
Como has visto, los huevos también tienen sus beneficios. La clave está en saber ingerirlos de forma moderada y no caer en el exceso. Los expertos afirman que no hay que consumir más de 300 miligramos de colesterol por día y un huevo tiene 213 miligramos: lo ideal, entonces, es limitar nuestro consumo de huevos a uno por día.
De esta manera, podremos disfrutar de sus beneficios sin correr el riesgo de las desventajas que nos aporta su consumo en exceso.
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