Razones a favor
1- Por una parte, el nuevo iPad está equipado con dos cámaras (una frontal y una trasera) de las que su antecesor carece.
2- Por eso, será capaz no solo de grabar fotos y vídeos en calidad HD, sino también de usar "FaceTime", la magnífica aplicación de videoconferencia gratuita (funciona sólo con WiFi) de la que ya disfrutan los propietarios de un iPhone o de un Mac.
3- Otra razón a favor del cambio es el nuevo procesador de doble núcleo A5, capaz, en teoría, de multiplicar varias veces el rendimiento, la velocidad y la capacidad gráfica del dispositivo con respecto al actual. Además, casi todos los nuevos tablet que vienen (Samsung, Motorola, HP, Blackberry, etc.), incorporan un doble procesador y podrían dejar atrás al iPad clásico en menos de un año.
4- Otro motivo para cambiar es el tamaño. Y aunque la pantalla no varía (sigue siendo de 9,7 pulgadas), el iPad2 es un 33% más fino que su predecesor (incluso más fino que un iPhone4) y pesa hasta un 18% menos que el actual, algo importante a la hora de sujetar el dispositivo con una sola mano durante tiempos prolongados.
5- Por último, la nueva versión permite (gracias a un adaptador HDMI), reproducir los contenidos multimedia en la TV en calidad Full HD (a 1080p). La versión clásica también puede hacerlo, pero se queda en los 720p.
Razones en contra
1- Llega la hora de enumerar las razones para no cambiar. La primera y más poderosa es que, a pesar de todo lo anterior, las mejoras del iPad2 no son tantas ni tan espectaculares como para justificar la sustitución. Los propietarios de un iPad pueden "aguantar" tranquilamente a que salga el iPad3 dentro de un año sin tener por ello que hacer grandes renuncias.
2- Además, el iPad actual aún sigue siendo mejor que algunos de los dispositivos de otras marcas que están a punto de llegar y funcionará perfectamente con casi todas las aplicaciones de la AppStore (excepto, por ejemplo, la ya citada FaceTime).
3- Lo cual nos lleva a la razón número tres: si esperamos un año, tendremos un iPad3 con mejoras realmente significativas (entre ellas la pantalla Retina, como la del iPhone4), algo que el iPad2 no lleva, y podremos, además, amortizar lo que gastamos en la compra del primero.
4- Esperar un año nos dará, también, la posibilidad de ver lo que hace la competencia. Y al final, quién sabe, podríamos decidirnos por una tableta diferente a la hora de realizar el cambio.
5- Finalmente, y a pesar del nuevo procesador, las primeras pruebas de rendimiento realizadas con el iPad2 apuntan a que no es excesivamente más rápido que la versión actual, especialmente en lo que se refiere a navegación.
Y hasta aquí la lógica, aunque tratándose de Apple, especialista en "objetos del deseo" la simple lógica, a menudo, no basta. Para saber quién tiene razón y quién no, no habrá más remedio que esperar unos meses y ver el curso de los acontecimientos...
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