Una sonda de la NASA obtiene la primera imagen del planeta desde su propia órbita.
Tras un arriesgado viaje de 8.000 millones de kilómetros por el espacio, una sonda de la NASA con el peso de un toro de lidia ha logrado colarse en la órbita de Mercurio y obtener el primer primerísimo plano del planeta más caliente, denso e inexplorado del Sistema Solar, nuestro pequeño barrio en el inmenso universo. El retrato, realizado a las 11.20 del 29 de marzo y desvelado ayer, muestra un rostro antediluviano, ametrallado por meteoritos y con el cráter Debussy de protagonista, extendiéndose por el planeta como una pedrada en un cristal. Una pedrada de 85 kilómetros de diámetro.
La parte inferior de la fotografía muestra una región cercana al polo sur jamás observada por una aeronave. En las seis horas siguientes al primer clic, la sonda Messenger tomó otras 363 imágenes más, las primeras realizadas con un aparato en la órbita del planeta, a tan sólo unos 200 kilómetros de su superficie.
Es la primera vez que el ser humano mete su hocico tecnológico en la órbita de Mercurio, pero no la primera vez que se acerca al planeta más extremo de nuestro vecindario. Entre 1974 y 1975, la sonda Mariner 10 sobrevoló tres veces Mercurio, pero siempre la misma cara. Más de la mitad de la superficie del planeta escapó al ojo humano.
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