Mientras las relaciones entre Irán y Occidente oscilan entre las agresiones verbales y las amenazas más furibundas, en el país islámico hay una fuerza que progresa sigilosa y ajena al ruido de la política internacional. Se trata de un grupo de 3.500 mujeres que conforman un cuerpo muy peculiar, el de las “ninjas” del régimen, las ninjas de Ahmadineyad.
Estas celosas guardianas del régimen iraní practican el ninjitsu, considerado como una de las artes marciales que más vidas han cobrado. Como se sabe, el ninjitsu era practicado por agentes secretos y mercenarios de guerra en Japón desde el siglo XII, quienes trabajaban a la sombra de los samuráis.
Las ninjas de Ahmadineyad utilizan espadas, cuchillas y otros artículos tradicionales del ninjitsu. Son entrenadas, además, en movimientos espectaculares, entre los que se cuenta el trepar paredes a toda velocidad y realizar saltos mortales para sorprender al rival.
“Ser ninja literalmente significa el arte de hacerse invisible. Puede ser descrito como una medicina, como un veneno de serpiente, que igual que puede ser muy peligroso, también puede funcionar como un buen antídoto”, señaló Akbar Faraji, instructor del cuerpo de Ahmadineyad.
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