Desde que la era del consumismo comenzó el planeta Tierra ha quedado inundado de basura. En todas partes y hasta en los sitios más insospechados hay basura y productos derivados de ella, incluso en nuestros cuerpos.
La mayor parte de esta basura es intratable y no se puede hacer nada más que esconderla bajo el suelo, incinerarla o transportarla en masa a los países pobres a los que les robamos sus recursos a costa de guerras, genocidios y esclavitud. Todo ello no tiene más objetivos que el de mantener la jerarquía social y la dominación mundial de las potencias imperialistas.
Gran parte de esta basura es el plástico que proviene de todos los envases que compramos y tiramos en cuestión de segundos. Este plástico ha formado enormes remolinos de porquería en los océanos (son tan grandes que bien podríamos denominarlos “continentes de plástico”) que ponen en peligro no solo la supervivencia de las especies que ahí habitan, sino nuestra propia salud.
La solución al problema es sencilla: el consumismo y el capitalismo salvaje deben ser erradicados. Diana Cohen nos explica en líneas generales el gran desastre provocado por los grandes capitalistas y sus colaboradores (no por el hombre, como suelen decir) y nos propone maneras de afrontarlo a nivel personal.
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