Silencio. Lo único que se escucha en el espacio. O al menos, eso se creía hasta hace dos años, cuando dos sondas de la NASA comenzaron a recoger los sonidos de la Tierra.
Bautizado como coro, lo que se registra es un fenómeno electromagnético provocado por las ondas de plasma en los cinturones de radiación del planeta.
Durante años, los radioaficionados terráqueos escuchaban este coro en la lejanía, pero ahora, las sondas espaciales, cuyo trabajo era la vigilancia de las tormentas electromagnéticas, viajaron hacia la región espacial de donde realmente procedían los sonidos.
Craig Kletzing, de la Universidad de Iowa (EE UU), explica a este semanario que los cinturones de radiación podrían escucharse si un ser humano tuviera antenas de radio en sus oídos.
Su equipo construyó el receptor utilizado para recoger las señales Emfisis: un conjunto de instrumentos de campo eléctrico y magnético y ciencias integradas. Kletzing subraya que éstas no son ondas acústicas al uso, como las que viajan a través del aire de nuestro planeta, sino que son ondas de radio que oscilan a frecuencias acústicas, entre 0 y 10 kHz.
Esta grabación no sólo se trata de una recopilación de sonidos maravillosos, como subraya Kleitzing cada uno es único aunque mantienen una armonía además también tiene un valor científico tangible.
Una de las cosas que no sabemos es la amplitud de la región donde se produce el coro de sonidos. La dimensión en que éstos aparecen separados, como una reproducción en estéreo, nos proporcionará la capacidad para resolver este enigma, explica Kletzing.
Las dos sondas fueron lanzadas en agosto de 2012, y orbitan dentro de los cinturones de radiación con varias misiones: escanear los campos electromagnéticos, contar el número de partículas de alta energía y escuchar las ondas de plasma en muchas frecuencias.
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