La historia de Jacob Barnett ha saltado a todas las portadas de los periódicos durante estos últimos días y es una de esas noticias que te hacen dibujar una sonrisa de oreja a oreja, porque la vida de este niño prodigio está plagada de anécdotas realmente sorprendentes.
Con dos años apenas se comunicaba con nadie y difícilmente era capaz de articular más que algunas palabras. Sus padres empezaron a temer que el desarrollo de Jacob no fuera el adecuado y decidieron consultar con médicos y psicólogos que le diagnosticaron Síndrome de Asperger, un trastorno mental y del comportamiento que presenta elementos similares al autismo y que dificultan las interacciones sociales del pequeño Jacob.
Sin embargo, y a pesar de esa introspección de la personalidad del chaval, sus padres fueron descubriendo con el paso de los años que las capacidades del niño eran, sin duda, algo fuera de lo corriente.
A los tres años era capaz de resolver sin muchos problemas los puzles que su familia le regalaba e incluso terminó uno con más de 5.000 piezas a la par que recitaba de memoria todas las carreteras de su estado tras haber estado estudiándolas en un mapa.
Con cinco años había aprendido por sí mismo cálculo, álgebra, geometría y trigonometría en tan sólo una semana, y con ocho años abandonó la educación secundaria para llegar a la Indiana University-Purdue de Indianápolis.
Jacob Barnett posee un IQ de 170, superando al genio del siglo pasado Albert Einstein, al que además, también se ha empeñado en corregir, puesto que el joven ha desarrollado incluso su teoría alternativa a la de la Relatividad.
Ante esta arriesgada afirmación, su madre, que no sabía si lo que escribía su hijo eran números y fórmulas sin sentido o tenían algo de cierto, decidió ponerse en contacto con el Instituto de Estudios Avanzados, cerca de la Universidad de Princeton... La respuesta fue sorprendente.
El propio Scott Tremaine, un reconocido astrofísico canadiense y profesor en el mismo Institute for Advanced Study School of Natural Sciences contestó sorprendido a la comunicación de la madre de Jacob y afirmando que "la teoría en la que está trabajando el joven contiene algunos de los problemas y conceptos más difíciles de la física teórica y la astrofísica actual".
No sabemos si la teoría va por buen camino o finalmente será errónea, pero el hecho de que un niño de 12 años sea capaz de comprender esos conceptos y se mueva con comodidad entre ese mar de fórmulas matemáticas, personalmente, me resulta sencillamente apasionante.
Jacob Barnett se ha convertido ya en todo un fenómeno en internet e incluso en Youtube podéis encontrarle dando toda una lección de matemáticas. Por todos lados se arriesgan incluso a compararlo con Einstein, sin embargo, al verlo escribir sus fórmulas e integrales en los cristales de las ventanas, a mí me viene a la memoria la figura de otro genio del siglo XX: John Nash, el protagonista de "Una mente maravillosa"
No hay comentarios:
Publicar un comentario